Desacreditando el liderazgo político en tiempos de Internet
Los políticos ya se han convertido en los profesionales más atacados de la sociedad. Desde los tiempos más remotos es un trabajo de riesgo en el que candidatos de ambas bancadas deben enfrentarse a ataques contra su honor.
Estas campañas parecen no tener límites éticos. Manejan persuasión, empatía, distorsión y una línea editorial agresiva.
Los detractores suelen hurgar en el pasado de los políticos. Buscan facturas sin pagar, tweets desafortunados, escándalos, infidelidades.. Son campañas que buscan el desprestigio y lograr mancillar a las víctimas ante los ojos de la opinión pública en Internet.
¿Qué son los ataques de denigración en prensa?
Son ataques dirigidos, planificados y orquestrados con la finalidad de dañar la reputación online de un candidato. Pueden ir acompañadas de videos virales, revelación de secretos que conmocionan a la sociedad, titulares altamente ofensivos.
Estas campañas incluyen hashtags promocionados, uso de perfiles y seguidores falsos, publicación de videos lesivos en YouTube, etc…
Estos ataques pueden variar en gravedad y alcance. Parten del gamberrismo electrónico y en algunos casos se convierten en delitos contra el honor que acaban en los tribunales de Justicia.
Incluye investigaciones exhaustivas para conocer detalles sobre la vida privada del político, la finalidad es revelar información que sea capaz de conmover al público.
Los Deep fakes, que son imágenes de video manipuladas y en las que un líder político aparece realizando declaraciones polémicas.
Los ataques reputacionales a políticos pueden tener consecuencias significativas, como la retirada de la vida política, la falta de autoestima del atacado, la pérdida de popularidad y la exclusión de las listas a candidaturas por parte de sus superiores.
Estos ataques pueden contener delitos contra el honor, ocupación ilegítima de perfiles, actos de intrusismo informático, robo de identidad, envío de phishing o malware, ataques defacement, etc…


